No había amanecido todavía y nosotros ya estabamos continuando por la
C.I. 80, pasando por Newfoundland Evaporation Basin y Great Salt Lake. Resultaba una
imagen insólita ver como, al ir clareando el día, iba apareciendo ante nuestros ojos
un interminable paisaje blanco hasta las montañas del fondo. La sal sobre el suelo
convertía aquello en un páramo desierto. Sin embargo aquella autopista tenía bastante
movimiento de tráfico. Paramos a desayunar en un café de carretera con un inmenso parking
lleno de camiones. Tomamos un típico desayuno americano. Nos llamó la atención un cartel
que había en el servicio en el que se podía leer que se recompensaría económicamente
(50$) a quien denunciase a cualquier agresor contra las propias instalaciones del local.
El café pertenecía a una cadena y ese cartel lo seguimos encontrando en otros locales de
la misma cadena. Continuamos por la autopista, a través de aquel paisaje blanco, hasta
Salt Lake City, 125 millas desde Wendover. Paramos en la ciudad, que no sólo es capital
del estado de Utah, también es la capital para todos los mormones del mundo. Parece como
si la tranquila ciudad hubiese crecido en torno a su inmensa catedral mormona,
con una amplia zona verde alrededor y pequeñas capillas, pero la realidad es que la
catedral se está construyendo ahora. La ciudad es mayor que Sacramento, pero nos la
recordó por los espacios, la tranquilidad, las avenidas... aunque aquí se respiraba
la influencia religiosa mormona por todas partes. La visita de Salt Lake City fue rápida.
Realmente para nosotros eran paradas técnicas, para descansar, estirar las piernas o comer.
Nuestro objetivo era Yellowstone y para llegar debíamos hacer muchos kilómetros y pasar
por varias ciudades, aunque a estas alturas el parque nacional ya estaba más cerca.
Continuamos por la misma interestatal, que va bordeando el Gran Lago Salado, durante
casi 100 km, pero desde la autopista apenas se ve el lago. Después de 210 millas
llegamos a Idaho Falls. Atras quedó Utah y estábamos en Idaho. Paramos para comer.
Es una ciudad muy pequeña, con una ancha avenida, una alargada y baja caída de agua que da
nombre a la ciudad. Abundan las tiendas de venta de coches, con cientos de modelos
expuestos en explanadas. Continuamos por la carretera federal nº 20. Pasamos por alguna
pequeña reserva india. Tras 110 millas, salimos del estado de Idaho y entramos en
Montana, apenas dos millas después llegamos a nuestro destino, West Yellostone, pequeño
pueblo de montaña en el mismo límite del parque nacional de Yellowstone. Es Montana,
pero vive de Wyoming, del parque. Llaman la atención las bonitas casas, casi todas
alojamientos, de madera. Tenemos suerte. Otros años en estas fechas ya ha nevado y no
va nadie, pero este año la nieve se retrasa unos días, los que nosotros necesitamos.
Hay muchas gasolineras y casi nulo movimiento. Alquilamos una cabaña de madera y
encendemos la calefacción, por la noche hace frío. Por allí van pocos españoles y
sienten curiosidad por nosotros. Nos defendemos como podemos con nuestro deficiente
inglés y tras cenar nos vamos a descansar. Hoy hemos realizado 448 millas a lo largo
de 4 estados (Nevada, 1 milla; Utah, 225 millas; Idaho, 220 millas y Montana, 2 millas).