DÍA 8º


Tras tomar frutas, dulces y café para desayunar, nos acercamos al parque nacional de Arches. El nombre del parque es totalmente significativo, cientos de delicate_arch_arches turret_arch_arches formaciones rocosas con aspecto de arco se reparten por todo el parque. Los hay de todos los tamaños, formas y grosores. Seguramente sea el parque más emblemático de Utah y prueba de ello es que el Arco Delicado es el símbolo escogido para todas las matrículas de este estado. Prácticamente al final del parque, en un lugar arenoso y desértico, existe una zona de grandes paredes rocosas tan juntas entre éllas, que forman multitud de desfiladeros que recorrimos, pero algunos eran tan estrechos que no pudimos entrar a través de sus dos paredes. Nos recordaba al desfiladero de entrada a Petra, frente al Tesoro. Al salir del parque, pudimos ver a un north_and_south_windows_arches alpinista, suspendido en una enorme roca con paredes verticales. En otros parques veríamos más, pero aquí fue el primero y estuvimos un buen rato disfrutando de la visión de la práctica del peligroso deporte.
A 40 millas de Arches se encuentra el parque nacional de Canyonlands. Por primera vez, divisamos el espectáculo de la naturaleza desde arriba. Canyonlands, como su nombre indica, es una tierra de cañones, pero las rutas trazadas parten desde la parte superior de las montañas que los forman. Desde arriba se divisan las enormes grietas formadas por la erosión de afluentes del río Colorado, se podría decir que son las primeras estribaciones del Gran Cañon, pero que en Utah es explotado como Canyonlands N. P. Una vez más el final del recorrido nos reserva una sorpresa: un enorme cráter formado por el impacto de un meteorito, hace millones de años. El diámetro del crater es superior a un kilómetro y un extraño color verdoso se aprecia por todo el perímetro.
Salimos del parque y continuamos viajando por la C.F.191 y la C.F.160. a través de la reserva india Navajo. Grandes carteles nos indican, con orgullo, que estamos en la nación Navajo, pero lo cierto es que se aprecia bastante retraso en las zonas de reserva, frente al resto del estado. Las viejas "pickup's", conducidas por indios pobremente vestidos, son casi las unicas usuarias de aquellas desiertas carreteras. Llegamos a Kayenta y buscamos alojamiento. Preguntamos en los tres hoteles del lugar y al final tenemos que pagar los abusivos precios que nos piden por dormir allí. Es de noche y estamos al lado de Monument Valley; si queremos verlo al día siguiente, tenemos que alojarnos en Kayenta. El hotel, aunque muy caro, merece la pena. Entre la decoración abundan motivos indios, que le dan un curioso aspecto. Ver un Burger King en el pueblo, nos recuerda que la imagen de poblados indios de las películas americanas está muy lejos.