Tras dejar Atascadero, nos dirigimos a Morro Bay, otro pueblo playero,
con una enorme roca, con aspecto de saliente, de morro, al lado de la playa que da nombre a
la población. Muchos surfistas también, como en todos los pueblos y ciudades costeras que hemos
ido viendo, y muchas ardillas al lado de la playa, en la zona rocosa cercana al "morro". El
tiempo seguía sin acompañar demasiado, tampoco podríamos bañarnos.
Salimos de Morro Bay en dirección a Carmel, pero nos paramos en San Simeon, para recoger
información del cercano Hearst Castle, al que también nos acercamos. Se trata de la preciosa
mansión del magnate multimillonario de la prensa William Rampdolph Hearst. Se necesitan varios
días para visitarla toda ella, llena de tesoros, joyas y antigüedades traídas de los más
variados rincones del mundo y con todo tipo de lujos y excentricidades. La riqueza que contiene
es incalculable y el tiempo para realizar las diferentes rutas que se organizan en su interior
nos llevaría varios días. Desde el centro de recepción de visitantes, donde hay de todo, hasta
propiamente Hearst Castle, se va transportado ya por el autobús que recoge a los diferentes
integrantes de cada ruta y desde allí se divisa a lo lejos, en lo alto de un cerro, la gran
mansión. Hay varias salidas diarias para cada una de las rutas, pero suelen estar completas
mucho antes de comenzar la salida. Nosotros optamos por hacer una de ellas, después de comer
allí mismo, pero cuando fuimos a contratar la ruta, ya no había ninguna disponible en las
siguientes horas y debíamos esperar demasiado para poder realizar alguna, así que desistimos
ante la falta de tiempo. Fue un fallo organizativo, pues si hubiésemos contratado la ruta lo
primero, podríamos haber comido mientras esperábamos que llegase la hora de realizarla.
Seguimos hacia Carmel, pero volvimos a parar en un área reservada, a modo de parque natural,
que nos encontramos siguiendo la carretera de la costa, la C.E.1. En este área había un pequeño
cañón, con un bonito salto de agua que caía directamente al océano, pero la densa niebla nos
impedía en muchos momentos verlo con claridad, y algunas especies arbóreas de la familia de los
eucaliptus, pero de tamaño gigante. También advertían algunos carteles de la presencia de
leones americanos, supongo que llamarán así a los pumas.
Continuamos por la C.E.1 hasta Carmel ,tras pasar por Big Sur. Carmel by the sea es un
precioso pueblo costero, del que fue alcalde el mismísimo Clint Eastwood. El primer lugar al
que nos dirigimos fue a su famosa misión, que nos encontramos ya cerrada, pero que pudimos ver
desde fuera.
Todas las misiones que vimos tenían el mismo aspecto constructivo colonial, ésta no era una
excepción. Nos encantó el evocador aspecto que tenía y lo cuidada que estaba, con su bonita
zona ajardinada.
Carmel destila lujo y buen gusto por todas partes. Sus bonitas casitas bajas le dan un
aspecto cálido, como de estar en un cuento. Las innumerables tiendas están montadas con un
gusto exquisito y las hay de todo tipo de objetos, joyas, arte y antigüedades, todo en un
enclave maravilloso y con multitud de zonas ajardinadas en las mismas calles y entre las casas.
Recorrimos todas sus céntricas calles y nos dirigimos por una de ellas hacia el océano.
Tras ver alguna escultura de arena que había en la playa, volvimos a sus preciosas calles
para buscar algún lugar donde cenar.
Después de cenar en Carmel, dimos una última vuelta y nos marchamos hasta Monterrey,
encontrando alojamiento en un hotel de la cadena Adobe.